Jurassic World: Rebirth - Un fracaso fosilizado

Jurassic World: Rebirth - Un fracaso fosilizado

Revisado por Novedades | Sección de Entretenimiento

Scarlett Johansson intenta resucitar la franquicia jurásica. Spoiler: Fracasa.

★☆☆☆☆

1 de 5 estrellas

Potencial extinto, ejecutado con pereza prehistórica.

Si Jurassic World: Rebirth iba a marcar el comienzo de un nuevo y audaz capítulo de la franquicia, es más bien una muerte piadosa a cámara lenta.

La película comienza con una escena que debería haber sido icónica: la revelación de un nuevo depredador, un megadino supuestamente más grande y más malo que cualquier cosa que hayamos visto antes. La cámara se detiene en él, la música suena, y luego... *Corte a dos horas de absolutamente nada.* ¿Ese dinosaurio? No vuelve hasta los 10 minutos finales, sin *nada* de historia, *nada* de desarrollo y *ningún* motivo real para existir aparte de las ventas de juguetes (que no son las únicas) y el CGI de última hora.

fuegos artificiales. Es el equivalente cinematográfico de mostrar un T-Rex rugiendo... y luego cortar a un seminario sobre impuestos.

Personajes huecos como fósiles

Scarlett Johansson interpreta a Zora, y es desconcertante lo mal encasillada que está. No interpreta a un personaje nuevo, sino a la Viuda Negra con una adaptación mínima, desprendiendo una energía de “superespía en la jungla” que desentona con el tono jurásico. Hay una primera conversación entre Zora y el Dr. Henry (interpretado por un Jonathan Bailey que da mucho juego, aunque tiene un aspecto algo cansado) que pretende dar cuerpo a sus motivaciones. Es uno de esos “contar-no-mostrar” vertidos expositivos de los que los guionistas deberían avergonzarse. Y no funciona. En absoluto. La exposición en su forma más desalmada.

Luego está Mahershala Ali en el papel de Duncan Kincaid, quizás la única elección que esta película ha hecho bien. Tiene unos diálogos de pacotilla y un arco argumental más delgado que el palillo de un ave rapaz, pero aun así irradia carisma de estrella de cine. Ali consigue que hasta las frases más tontas suenen como si pertenecieran a una película mejor. Casi parece cruel, como contratar a un chef con estrella Michelin para trabajar en el mostrador de bocadillos de una gasolinera. Ya estamos deseando verle aportar esta misma presencia al reboot de Blade, suponiendo que Marvel llegue a terminarlo. Al ritmo actual, probablemente se estrenará más o menos cuando vuelvan los dinosaurios de verdad.

Calendario previsto para el lanzamiento de la actualización:

  • 2025: Guión reescrito de nuevo
  • 2026: Dimite el director
  • 2027: Comienza finalmente el rodaje, pero se interrumpe por “ajustes de luz diurna”
  • 2028: Primer tráiler sin imágenes de Blade
  • 2030: se anuncia la fecha oficial de lanzamiento, que se retrasa inmediatamente a 2032
  • 2032: Blade se estrena por fin, protagonizada por el holograma de Mahershala Ali

La subtrama de la “familia” apenas tiene importancia. No sabemos quiénes son, ni por qué deberían importarnos, ni siquiera por qué están ahí. Están tan perezosamente introducidos y mal escritos que podrías parpadear y olvidarte de que existen. El reparto es bueno sobre el papel, pero aquí orbitan unos alrededor de otros sin ninguna gravedad emocional. No empieces con el novio. No lo hagas.

¿El argumento? Extinto antes de empezar

Una cosa es una estructura deficiente. Otra es la falta de estructura. Rebirth va dando tumbos de una escena a otra como una rapaz con un tobillo torcido. La historia es inexistente, la tensión mítica y el ritmo tan errático como el de un jeep defectuoso en Isla Nublar. La segunda mitad ofrece un parpadeo de entretenimiento, pero no hay una sensación real de progresión, sólo persecuciones poco entusiastas, planos reciclados de la jungla y secuencias de acción que desaparecen de la memoria tan pronto como terminan. Lo peor de todo es su descarado intento de recrear la icónica escena de la cocina del velociraptor de Parque Jurásico. El original de Spielberg convertía un escenario sencillo en una clase magistral de suspense, con un diseño de sonido, encuadres y silencios que hacían la mayor parte del trabajo, haciendo que cada ruido metálico pareciera un disparo. Rebirth intenta el mismo truco, pero lo despoja de paciencia, sutileza y miedo. En lugar de un terror que corta la respiración, obtenemos un bloqueo torpe, sustos telegrafiados y dinosaurios que parecen más aburridos que depredadores, una recreación de museo de cera de una obra maestra.

Una excavación fósil empresarial

En el peor de los casos, Jurassic World: Rebirth parece una ficción corporativa apresurada que se olvidó de incluir a los fans. Apesta a interferencia del estudio y a ordeño de la marca, sin ofrecer nada más que nostalgia descolorida y el mínimo esfuerzo para justificar un estreno en verano.

Sí, hizo dinero. Y no, no entendemos cómo.

Veredicto final

Jurassic World: El renacimiento es un catastrófico fracaso, un filme sin alma, de estructura descuidada y carente de creatividad que, de algún modo, consigue caer aún más bajo que su ya pésimo predecesor.

Si este es el futuro de la franquicia, es hora de dejar descansar en paz a los dinosaurios.


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