By the Update
Mira, éramos escépticos. Los Cuatro Fantásticos: El Primer Paso sonaba como un rebrand cocinado por una sala de juntas llena de ejecutivos que sólo leían los resúmenes argumentales de Wikipedia. Tras años de lodo multiversal de nivel medio (Quantumania, The Marvels, Thunderbolts... nunca lo olvidaré), era difícil imaginar que Marvel saliera de la barrena.
Pero de alguna manera... lo hicieron.
El Primer Paso no es sólo un regreso a la forma, es un recordatorio de que Marvel sabe cómo hacer películas que realmente le interesen a la gente. ¿La historia? Centrada. ¿Los personajes? Memorables al instante. ¿El tono? Confiado sin ser petulante. Y no, no termina con un portal en el cielo o una vaga insinuación de algo que no veremos hasta 2029. Es ajustado, satisfactorio y realmente divertido, no el festival de ocurrencias generadas por la IA que hemos llegado a temer.
Reed Richards es por fin el genio al que queremos seguir, Sue Storm es algo más que “el núcleo emocional”, Johnny está bueno (en ambos sentidos), ¿y Ben Grimm? Marvel le ha dado a la Cosa un corazón de verdad, y no sólo piedras y chistes. La dinámica funciona. La película funciona.
Y por primera vez en años, los fans salieron del cine hablando de la película en sí, no de un cameo post-créditos, o de cómo todo “conecta”.”
¿Ha vuelto Marvel del todo? Es demasiado pronto para decirlo. El agujero que han cavado sigue siendo profundo, y no vamos a salir de él sólo porque un reinicio no se haya estrellado. Pero Fantastic Four: El primer paso es exactamente eso: un primer paso de verdad.
Más de esto, Marvel. Menos de lo que fuera Thunderbolts. Por favor.





